Una foto es un momento congelado que a partir de la obturación se monta en la espiral del tiempo para cobrar vida, y un autorretrato es una visión de nosotros mismos desde afuera que nos ayuda a revelar nuestra propia objetividad siempre que volvamos a repasarlo; muy similar a la práctica del autoconocimiento, pero muy diferente a la imagen que vemos casi a diario en el espejo si tenemos en cuenta que los espejos mienten porque son una modificación de lo que queremos ver; muy similar a la alimentación del narcisismo.
Una vez @cristianacostavisual me explicaba que la fotografía es una revelación donde purificamos de alguna forma lo superficial y nos permitimos ser curiosos con nosotros mismos sin juzgarnos. En mi andar y recorrido el mayor deslumbramiento que he tenido es irme descubriendo y saber cada vez más quien soy, como si se tratara de autorretratar mi esencia constantemente, socavando para restablecer al ser, sin dañar el asfalto que es la ruta del autoconocimiento, permitiendo viajar en óptimas condiciones para que mi mundo interior se manifieste sin caer en la trampa de creer que las imágenes exteriores son la realidad; porque al final capturando los momentos reales es que nos damos cuenta que no somos diferentes a nadie y como decía Hermann Hesse “No hay más realidad que la que tenemos dentro”.